Cuando hablamos de alimentos no perecederos nos referimos a aquellos que tienen una larga vida útil, es decir, se mantienen en perfecto estado durante mucho tiempo.

Su deterioro comienza cuando se han abierto o se ha producido un mal almacenamiento o manipulación del mismo.

Estos alimentos los podemos encontrar en latas, en cartón o en plástico y estos envases les permiten mantener las propiedades íntegras durante largo tiempo, meses e incluso años.

Como ya hemos comentado en el punto anterior los alimentos no perecederos se caracterizan porque sus propiedades se mantienen intactas mucho tiempo.

En cambio, los alimentos perecederos, por sus características y particularidades, tienen una vida útil corta y se descomponen más deprisa. En esta descomposición intervienen varios factores, como la humedad, la temperatura y la presión durante su almacenamiento o transporte.

En esta categoría también entran los alimentos ya cocinados, aunque su deterioro es más lento.

El deterioro de los alimentos perecederos se produce porque son atacados por hongos y bacterias que quieren alimentarse de sus nutrientes.

Algunos ejemplos de productos perecederos son: pollo, carne roja, frutas frescas, leche, mantequilla, quesos frescos, pescados y mariscos, entre otros.

Estos son los tipo de alimentos no perecederos que podemos encontrar:

• Verduras en lata: mantiene sus propiedades nutritivas durante mucho tiempo.
• Atún enlatado: uno de los productos no perecederos más populares del mundo. Puede durar hasta 3 años.
• Pastas: se pueden consumir hasta los 18 meses.
• Azúcar, café, sal y arroz: cuentan con una vida útil muy larga si se sigue un correcto almacenamiento.
• Ingredientes básicos: para que permanezcan en buen estado se deben mantener lejos de la humedad.
• Productos envasados: en esta categoría entrarían las mermeladas, mieles y aceites y pueden durar varios años si se almacenan correctamente. Hay que estar muy atentos si cambian de color o aspecto.

Principales recomendaciones en el almacenamiento de productos no perecederos:

• Mantenerlos en un espacio seco, fresco, ventilado y sin luz natural.
• Se recomienda que la temperatura sea entre 15ºC y 18ºC para que no aparezcan cualquier clase de insectos o bacterias.
• En el espacio donde se ubica el material no debe entrar la luz solar, ya que esta puede hacer que los alimentos pierdan sus componentes y su valor nutricional.
• En el caso de que el embalaje utilizado no fuera práctico, se aconseja emplear recipientes herméticos para que no accedan los insectos.
• Una de las recomendaciones más importante es que el producto se mantenga en su envase original cuanto más tiempo mejor.